sábado, 5 de septiembre de 2009

A PROPÓSITO DE LA CONSTRUCIÓN DE LA ZONA SOCIALISTA DE LA REVOLUCIÓN: DIALOGO CRÍTICO CON APONTE.

Jaime Corena Parra. Septiembre 1 de 2009 

[Nota Editorial en revista Construcción Socialista Nº 32]

 

Los conflictos que origina la hibridación (capitalismo dominante versus socialismo naciente) en los intentos de profundizar las revoluciones sociales es crucial y como bien lo argumentan el Che (Apuntes críticos a la Economía Política) y Mészáros respectivamente (Más allá del capital) pueden terminar resolviéndose a favor del regreso al capitalismo y por tanto de la reproducción metabólica del capital.  Afianzar la irreversibilidad del proceso bolivariano como construcción socialista implica que millones de trabajadores y trabajadoras tomen partido por ella. La irreversibilidad se afianza, entre otras cosas, propiciando que esos millones de personas apliquen los principios orientadores de construcción socialista mutuamente interrelacionados; entre ellos los de igualdad sustantiva, participación, planificación y educación continuada. Y para que eso suceda el pueblo trabajador requiere chances, ocasiones, para aplicar los principios a gran escala. Antes de desarrollar ideas sobre esto último, recordemos que en la actual y compleja hibridación en Venezuela están chocando principalmente:

·         Un Estado viejo burgués (de democracia representativa) que no termina de morir y los elementos del parto de un nuevo Estado (de democracia participativa) para la independencia, la unión de pueblos y la construcción socialista.

·         La economía capitalista cuya formación hunde sus raices cerca de 1830 y un incipiente sector socialista en proceso de creación en el presente siglo XXI.

·         La creciente conciencia socialista de masas (y de cuadros) y la conciencia burguesa (y pequeño burguesa).

La conciencia burguesa (y pequeño burguesa) está todavía muy enraizada en las mentes y está mediada por las prácticas (cotidianas) dominantes de la democracia representativa y el ejercicio ya rutinario de la división social del trabajo y su orden jerárquico en el conjunto de la vida social, por ello la construcción del sector socialista de la economía, zona socialista como la llaman Aponte y el Ministro Rafael Ramírez (Aponte en varios artículos del diario VEA y Ramirez en el discurso del Zulia del 14 de julio de 2009), se encuentra asediada desde dentro y fuera de la revolución. Y de otra parte el conjunto de la vida socioeconómica arroja indicadores a favor del capitalismo: por ejemplo, el director del INE en entrevista con Vanessa el 1 de septiembre de 2009 en VTV, señala con precisión que todavía cerca de un 20% de la población venezolana se apropia de una gran parte de la riqueza social producida. Ello dejara de ser así cuando las relaciones sociales socialistas sean dominantes en la producción y distribución de bienes.

Pues bien, propiciar que millones de trabajadoras y trabajadores apliquen principios orientadores de la construcción socialista es una tarea central, por eso incita al diálogo crítico lo que escribe Aponte el día 13 de agosto de 2009 en VEA:

Aquí cabe un paréntesis: No educa en la Conciencia del Deber Social que una fábrica reparta directamente en su entorno una parte de los excedentes, esto sustituye el concepto de sociedad, lo correcto es que sea el Estado el que retorne ese excedente a las proximidades de la fábrica y el resto de la sociedad.

A este texto le caben, entre varias, un par preguntas:

1.  ¿Qué sucedería si una fábrica está inserta en una comuna socialista (Elemento del nuevo Estado) y en ella se decide, por ejemplo que el 25% de los excedentes se distribuya directamente en planes de desarrollo comunal previamente aprobados por las comunidades y el 70% se traslade al POTES nacional y el 5 % a la solidaridad con el trabajo ALBA?

Estaríamos frente a un hecho práctico socialista: las comunidades planifican y participan en la toma de decisiones fundamentales; aprenden socialismo, aumentan su conciencia, miran hacia el POTES nacional y hacia el ALBA donde nos juntamos con los países hermanos. La conciencia del deber social no se fragmenta o reduce porque el mundo del trabajo actue directamente como elemento de nuevo Estado y disponga sin que medie la acción del aparato central la distribución de una parte de los excedentes. Para qué esperar a que una parte de los excedentes que se puede distribuir y aplicar directamente (según ley por aprobarse) en la comuna, den una vuelta por el aparato central y luego regresen. ¿Acaso la conciencia del deber social la genera el hecho de aceptar que los excedentes fluyan de abajo a arriba y luego de arriba abajo?

2.  ¿Entonces el presidente Chávez cuando recien en la Costa Oriental del Lago, a título de ejemplo, orientó que una parte de los excedentes (cerca de 500 millones de dolares) que genera el trabajo de las empresas (recién nacionalizadas) que allí le prestan servicios a PDVSA, se aplicaran por parte de los consejos comunales y de trabajadores en proyectos de desarrollo comunal, no contribuyó con ello a la creación de la conciencia del deber social?

De concretarse ese hecho orientado por Chávez, podría suceder algo contrario a lo previsto por Aponte: aprendizaje social de participación y planificación socialista. Por supuesto que se debe acompañar (por las escuelas socialistas) esta tarea orientada por el Presidente para que resulte exitosa y evaluarla para ejemplificar a gran escala con sus resultados.

Valga la ocasión para preguntarle a Aponte de qué tipo de Estado habla, acaso de uno centralizado, anónimo y omnipresente, parecido al soviético que cayó sin que el mundo del trabajo lo defendiera, que planifica y ejecuta por encima de las comunas y los sitios de trabajo, que no produce en términos de Mészáros, irreversibilidad, sino todo lo contrario o habla de unEstado coordinador, planificador (conformado por delegados del naciente sector socialista de la economía) de la generación y distribución nacional de los excedentes que van al POTES y una partecita que iría solidariamente al ALBA.  

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