viernes, 31 de julio de 2009

jueves, 23 de julio de 2009

El impacto del petróleo en Venezuela

Chela Vargas


A partir de la I Guerra Mundial suceden en Venezuela profundos acontecimientos económicos que influirán poderosamente en el desarrollo futuro de la vida del país. El inicio de este proceso se debió fundamentalmente a las actividades petroleras: su impacto en la estructura y el funcionamiento económico nacional.

Las relaciones más importantes del impacto petrolero en la vida económica nacional afectan a la Venezuela pre-petrolera, principalmente agropecuaria, y a la transformación que motoriza el petróleo en la vida económica, social, política y cultural del país. Particularmente es importante su incidencia en las relaciones neo-coloniales, que a partir de entonces atan a nuestro país, y, especialmente el sometimiento político del estado venezolano a los dictados extranjeros norteamericanos.

El sector agrícola registra signos de estancamiento con el advenimiento del petróleo, tanto productiva como tecnológicamente. En el país se inicia un profundo malestar en la agricultura y la ganadería, que ni siquiera la “reforma agraria” de la década del sesenta es capaz de superar. Por otra parte, tiene una importante incidencia social con el éxodo campesino y la emigración de mano de obra del campo a las ciudades, perviviendo el latifundismo como freno al desarrollo agrícola del país.

El inicio y desarrollo de la economía petrolera se refleja en el resto de la actividad nacional. Las compañías extranjeras del petróleo inician esta industria extractiva, posteriormente transformada en industria de transformación con la puesta en uso de algunas refinerías, financiando y dirigiendo todas las fases del negocio petrolero. Prácticamente el país se entrega a la a la voracidad del capital foráneo, tanto la oligarquía latifundista como la burguesía comercial dan fácil acceso a la dominación imperialista a través de las compañías norteamericanas e inglesas del petróleo. Al comienzo produciendo ingresos cuantiosos, el petróleo no provoca cambios sustanciales en la estructura económica del país, salvo los que representa su propia [ilegible] de sojuzgamiento de nuestras principales riquezas naturales. Venezuela continúa siendo un país primario-exportador sin ningún desarrollo del sector secundario proveniente de la industria. Tan sólo se ha cambiado de productos: en lugar de café, ahora se exporta petróleo.

Esto significa la transformación paulatina de Venezuela en país capitalista neo-colonial, cada vez más dependiente, económica, política y culturalmente del imperialismo norteamericano. Los inversionistas extranjeros comienzan a controlar la actividad económica del país. Este dominio no sólo es total en lo económico –tanto las producción, como el comercio del petróleo y sus derivados- sino también en el conjunto de niveles de la vida social. De este modo Venezuela se transforma en El Dorado, no para usufructo de los venezolanos, sino de compañías y personejos extranjeros. Esto evidencia la incapacidad de las clases dirigentes del país para tomar ellas mismas la dirección y gestión de la vida económica nacional.

A su turno, la producción petrolera repercute en la práctica política del país. Las ventas petroleras y el aumento de los ingresos fiscales van elevando gigantescamente los recursos financieros del Estado venezolano, que en lugar de utilizar semejantes proventos en la transformación del país, los dilapida en gastos burocráticos y pequeñas inversiones educacionales y sanitarias, sin ninguna proyección para el desarrollo independiente del país. La obra administrativa del Estado venezolano no fue capaz de solucionar los graves problemas económicos del agro venezolano, ni de la desocupación masiva y el éxodo campesino a las ciudades, productos de las nuevas formas de vida impuestas al país por la producción petrolera.

"Made in Manchester": nace la metrópolis industrial capitalista.

martes, 21 de julio de 2009

¿Cómo se da la sociedad?

La sociedad no existe por sí misma. No es una simple suma de seres humanos.
Por ello, hablar de "sociedad mundial" es una quimera aún inalcanzable, aunque represente una causa noble.

Es precisamente para una consciencia avanzada de dicha "totalidad" que Marx nos prepara.

Pero para haber sociedad, es necesario constituirla de modo permanente: a través del convivir, del espectáculo, del reconocimiento... En suma, de la obra o lucha común, que forja una interdependencia e identidad entre personas, en lo concreto de nuestra realidad vivida. De otro modo, no hay (ni se puede esperar que haya) consciencia colectiva.

En el Socialismo, la sociedad ha de ser lo que no nos aliena, y lo que nos brinda suprema felicidad: "un retorno completo del hombre hacia el hombre como ser social" (Marx).

El reto: ¿cómo planificar la abundancia socialista basándonos en el materialismo histórico, y conscientes de que lo social no es algo que existe autónomamente, sino que se hace a cada instante?

miércoles, 15 de julio de 2009

Leonia



La ciudad de Leonia se rehace a si misma todos los días: cada mañana la
población se despierta entre sábanas frescas, se lava con jabones apenas salidos de su
envoltorio, se pone batas flamantes, extrae del refrigerador más perfeccionado latas
aún sin abrir, escuchando las últimas retahílas del último modelo de radio.
En los umbrales, envueltos en tersas bolsas de plástico, los restos de la Leonia
de ayer esperan el carro del basurero. No solo tubos de dentífrico aplastados,
bombillas quemadas, periódicos, envases, materiales de embalaje, sino también
calentadores, enciclopedias, pianos, juegos de porcelana: más que por las cosas que
cada día se fabrican, venden, compran, la opulencia de Leonia se mide por las cosas
que cada día se tiran para ceder lugar a las nuevas. Tanto que uno se pregunta si la
verdadera pasión de Leonia es en realidad, como dicen, gozar de las cosas nuevas y
diferentes, y no más bien el expeler, alejar de sí, purgarse de una recurrente
impureza. Cierto es que los basureros son acogidos como ángeles, y su tarea de
remover los restos de la existencia de ayer se rodea de un respeto silencioso, como un
rito que inspira devoción, o tal vez sólo porque una vez desechadas las cosas nadie
quiere tener que pensar más en ellas. Dónde llevan cada día su carga los basureros
nadie se lo pregunta: fuera de la ciudad, claro; pero de año en año la ciudad se
expande, y los basurales deben retroceder más lejos; la importancia de los
desperdicios aumenta y las pilas se levantan, se estratifican, se despliegan en un
perímetro cada vez más vasto. Añádase que cuanto más sobresale Leonia en la
fabricación de nuevos materiales, más mejora la sustancia de los detritos, más
resisten al tiempo, a la intemperie, a fermentaciones y combustiones. Es una fortaleza
de desperdicios indestructibles la que circunda Leonia, la domina por todos lados
como un reborde montañoso.
El resultado es éste: que cuantas más cosas expele Leonia, más acumula; las
escamas de su pasado se sueldan en una coraza que no se puede quitar; renovándose
cada día la ciudad se conserva toda a sí misma en la única forma definitiva: la de los
desperdicios de ayer que se amontonan sobre los desperdicios de anteayer y de todos
sus días y años y lustros.
La basura de Leonia poco a poco invadiría el mundo si en el desmesurado
basurero no estuvieran presionando, más allá de la última cresta, basurales de otras
ciudades que también rechazan lejos de sí montañas de desechos. Tal vez el mundo
entero, traspasados los confines de Leonia, está cubierto de cráteres de basuras, cada
uno, en el centro, con una metrópolis en erupción ininterrumpida. Los límites entre
las ciudades extranjeras y enemigas son bastiones infectos donde los detritos de una
y otra se apuntalan recíprocamente, se superan, se mezclan.
Cuanto más crece la altura, más inminente es el peligro de derrumbes: basta
que un envase, un viejo neumático, una botella sin su funda de paja ruede del lado
de Leonia, y un alud de zapatos desparejados, calendarios de años anteriores, flores
secas, sumerja la ciudad en el propio pasado que en vano trataba de rechazar,
mezclado con aquel de las ciudades limítrofes finalmente limpias: un cataclismo
nivelará la sórdida cadena montañosa, borrará toda traza de la metrópolis siempre
vestida con ropa nueva. Ya en las ciudades vecinas están listos los rodillos
compresores para nivelar el suelo, extenderse en el nuevo territorio, agrandarse,
alejar los nuevos basurales.

Las Ciudades Continuas 1, en Las Ciudades Invisibles (1972), de Italo Calvino.


Carretera Vieja de la Guaira (sector Plan de Manzano).

martes, 14 de julio de 2009

La teoría del valor de Marx

Tal vez lo primero que deberíamos decir acerca de la teoría del valor de Marx es que no es la misma que la de David Ricardo. La gente a menudo las confunde. Ricardo sostenía que el valor de una mercancía en un sistema de mercado puede ser calculada en términos de “horas-hombre” invertidas en su elaboración, y que entonces debería ser posible en teoría calcular precisamente cuanto tiempo trabajó cuanta gente en el proceso de hacerla (y, se supone, en extraer las materias primas, transportarlas de un lugar a otro, etc.) En realidad, Marx sentía que el enfoque de Ricardo no era adecuado. Lo que hace único al capitalismo, mantenía, es que es el único sistema en que hasta el trabajo (la capacidad de un ser humano de transformar el mundo, sus poderes de creatividad física y mental) pueda ser comprado y vendido. Después de todo, cuando un patrón emplea a trabajadores, habitualmente no les paga por la tarea cumplida; les paga por la hora, de este modo comprando su habilidad de hacer lo que sea que éste les diga en ese período de tiempo. Por lo tanto, en una economía basada en el trabajo asalariado (o jornal), en la cual la mayor parte de la gente tiene que vender su capacidad de trabajar de esta manera, se pueden hacer cálculos que resultarían imposibles en una sociedad no capitalista: o sea, estudiar la cantidad de trabajo invertido en un objeto particular como una proporción específica de la cantidad total de trabajo en el sistema entero. Esto sería su valor.

El concepto tiene mucho mejor sentido si tomamos cuenta de que la teoría del valor de Marx no visaba a ser una teoría de precios. Marx no estaba tan interesado en elaborar un modelo que pudiera predecir las fluctuaciones de los precios, comprender los mecanismos de costeo, ni nada más por el estilo. Casi todos los demás economistas si lo han estado, ya que finalmente están tratando de desarrollar algo de utilidad dentro de un sistema de mercado. Marx, en cambio, desarrollaba algo que fuera de utilidad para aquellos intentando derrocar tal sistema. Entonces, de ningún modo asumía que el precio que se pagaba por algo fuera una indicación certera de su valor. Sería mejor, entonces, de pensar la palabra “valor” como significando algo más cercano a “importancia.” Imagine un gráfico circular, representando la economía de los EE.UU. Si llegáramos a determinar que la economía estadounidense devota, digamos, 19 por ciento de su PIB a la salud, 16 por ciento a la industria automotriz, 7 por ciento a la televisión y a Hollywood, y 0,2 por ciento a las artes finas, podríamos decir que esta es la medida de cuán importantes son para nosotros estos ámbitos como sociedad. Marx propone que simplemente sustituyamos el trabajo como una mejor medida: si los americanos pasan 7 por ciento de sus energías creativas en un año cualquiera produciendo automóviles, esta es en el fondo la medida de cuán importante es para nosotros tener carros. Podemos entonces extender este argumento: si los americanos han gastado, digamos, 0,000000000007 por ciento, o una fracción similarmente infinitésima de sus energías creativas en un dado año en este carro, entonces eso representa su valor. Esto es básicamente el argumento de Marx, salvo que hablaba de un sistema total de mercado, que en adelante superaría los límites de cualquier economía nacional para incluir el mundo entero.

Como una primera aproximación entonces, podemos decir que el valor que tiene un determinado producto (o, de hecho, institución) es la proporción de las energías creativas de la sociedad que emplea en su producción y mantenimiento. Si una medida objetiva fuese posible, sería algo como eso. Pero, obviamente, esto nunca puede ser una medida precisa. “Energías creativas,” como sea que uno las defina, no son el tipo de cosa que se pueda cuantificar. La única razón que Marx pensaba que podríamos hacer tales cálculos –tan aproximados que fueran– dentro de un sistema capitalista era a causa de la existencia de un mercado del trabajo.

Para que el trabajo (en efecto, las capacidades humanas para la acción, ya que lo que le estas vendiendo a tu patrón es tu capacidad de trabajar) sea comprado y vendido, tendría que haber un sistema para calcular su precio. Esto en consecuencia implicaba un aparato cultural elaborado, incluyendo tarjetas de registro horario, relojes para marcar presencia, y cheques semanales o por quincenas, sin nombrar las normas reconocidas sobre el ritmo e intensidad del trabajo que se esperaran de una tarea particular (a la gente rara vez, incluso en las condiciones más explotadoras, se les exige que trabajen hasta los límites absolutos de sus capacidades físicas y mentales), lo que le permite a Marx de referirse al “trabajo socialmente necesario.” Existen entonces criterios culturales a través de los cuales el trabajo puede reducirse a unidades de tiempo, que luego se pueden contar, sumar, y comparar. Es importante subrayar que el aparato a través del cual esto se logra es tanto material como simbólico: tiene que haber relojes reales para físicamente presionar la hora de llegada, pero también, medios simbólicos de representación, como lo son el dinero y las horas.

Por supuesto, incluso cuando la mayoría de la gente son empleados asalariados, resulta que no toda la creatividad reside en el mercado. Incluso en nuestra sociedad viciada por el mercado, hay toda clase de ámbitos –desde el trabajo de hogar hasta los pasatiempos, la acción política o proyectos personales de cualquier tipo– donde no existe un tal aparato homogeneizador. Pero tal vez no sea una casualidad que es precisamente aquí que uno escucha hablar de “valores” en el sentido plural: valores familiares, virtudes religiosas, el valor estético del arte, etc. Donde no hay un sistema único de valor, lo que nos queda son toda una serie de sistemas heterogéneos y dispersos.

¿Qué hacer entonces donde no existe ningún mercado basado en el trabajo; o ninguno que sea especialmente importante? ¿Ocurre lo mismo? O sea, ¿es posible aplicar algo que se parezca al análisis de valor de Marx a la gran mayoría de sociedades humanas –o a cualquiera que haya existido antes del siglo XVIII? Para los antropólogos (o, de hecho, todos aquellos a quien les gustaría pensar una alternativa al capitalismo) esta es evidentemente una de las más importantes preguntas.


Texto extraído de Towards an Anthropological Theory of Value ("Hacia una Teoría Antropológica del Valor"), de David Graeber. pp. 54-56. Traducción de George Azariah-Moreno.

viernes, 10 de julio de 2009

El Experimento Chileno de Gestión Económica Socialista: El Proyecto Cybersyn ("Sinergia Cibernética")

Este texto es extraído de AtinaChile: "La Historia del Proyecto Cybersyn" (http://atinachile.bligoo.com/content/view/37449)



La historia del Proyecto "Cybersyn"
proyecto_cybersyn_1972.jpgEsta es una historia no sólo de tecnología y redes. Es también una historia de sueños por construir un país mejor. Un intento de entregar a la ciudadanía el poder de las redes... en Chile, y hace más de 30 años! Una experiencia casi olvidada, que de a poco ha salido a la luz pública.

Les presentamos la historia de Cybersyn, una experiencia pionera a nivel mundial sobre el uso de las redes de manera integral en un país, y del cual hoy se están sacando valiosas lecciones alrededor del mundo.

Origenes
proyecto_cybersyn_beer.jpgEl Proyecto Cybersyn (
"Cybernetic Synergy", también llamado Proyecto Synco - "Sistema de Información y Control") tuvo su origen cuando Stafford Beer, teórico, académico y referente mundial en investigación operacional y cibernética organizacional, recibió la solicitud por parte del gobierno de Salvador Allende de diseñar un sistema de transferencia de información económica a tiempo real en las empresas del área de la propiedad social del Estado. Quienes enviaron esa solicitud fueron Fernando Flores (quien en 1970 y a sus 26 años había asumido como Director General Técnico de CORFO) y Raúl Espejo (compañero de Flores en CORFO).

proyecto_cybersyn_flores.jpgFlores (quien además a su edad era Director del Banco Interamericano y presidente del Instituto Tecnológico de Chile) se enfrentó a la necesidad de conectar las industrias nacionalizadas que no estaban integradas a un sistema de transferencia de información eficiente y transparente. Conocedor de las teorías y soluciones propuestas por el científico británico, recurrió a el con el fin de solicitar su ayuda. Beer además vio en este llamado una importante oportunidad para poner en práctica su trabajo e ideas cibernéticas.

Luego de algunas conversaciones Beer aceptó y a contar de 1971 se trasladó de lleno a Chile a trabajar con un grupo de ingenieros, diseñadores, científicos y técnicos, chilenos e ingleses, en este innovador y creativo proyecto mundial (como referencia ARPANET nació en 1962).

proyecto_cybersyn_allende.jpgEl 12 de Noviembre de 1971, Beer se reunió con el Presidente Salvador Allende para explicarle personalmente en que consistiría la implementación del proyecto Cybersyn en Chile. Lo describió como "un sistema nervioso, a través del cual correrían importantes decisiones, tanto a nivel administrativo como judicial, económico y cívico". Con la aprobación de Allende, se creó la nueva Sección de Diseño Industrial del Instituto de Investigaciones Tecnológicas (INTEC) para llevar a cabo el diseño de la Sala de Operaciones bajo la supervisión de Stafford Beer y del profesor y diseñador industrial Gui Bonsiepe. Asi las cosas, Cybersyn comenzaba a tomar forma definitiva.

El Sistema
proyecto_cybersyn_cybernet.jpgCybersyn contaba de varias "partes". En primer lugar la red física, conocida como "Cybernet". Consistía en la implementación de una red de TELEX en diferentes fábricas a lo largo de Chile. La coordinación de esta red estuvo a cargo del ingeniero y traductor de Stafford Beer, Roberto Cañete, quien ya contaba con experiencia en redes comunicacionales. La información era transmitida una vez al día por las empresas a la central. Ésta era procesada por ingenieros liderados por Isaquino Benadof, y enviada a la sala de operaciones. Luego, la información era procesada en la Sala de Operaciones y retornada para ser nuevamente enviada a las empresas. Se trató de una de las primeras experiencias de transferencia de información económica a tiempo real en Chile.

proyecto_cybersyn_ibm.jpgLa segunda parte era el software, denominado "Cyberstride". Su función era procesar la información que llegaba desde las empresas y transformarla en variables predefinidas. La información era enviada y recibida a través de TELEX y procesada por un computador IBM 360. Utilizando un sistema bayesiano, se creó un modelo prospectivo dinámico que predecía las crisis que podían ocurrir en el futuro, ayudando a aplicar soluciones antes de que ocurrieran.

La tercera parte era el Viable System Model (VSM), un modelo que estructura la organización de cualquier sistema viable, en otras palabras, es cualquier sistema organizado que reúna las demandas de sobrevivencia en un ambiente cambiante. Su funcionamiento puede explicarse en la siguiente animación:



proyecto_cybersyn_opsroom.jpgEl cuarto elemento era el Opsroom o sala de operaciones, el espacio de concentración de la información enviada por las empresas, y estaría disponible para la toma de decisiones.

Fue diseñada por INTEC (Instituto Investigaciones Tecnológicas de Chile) bajo la coordinación general del ingeniero Jorge Barrientos.

proyecto_cybersyn_bonsiepe.jpgA la cabeza del equipo de diseño estaba Gui Bonsiepe, el equipo de diseñadores industriales lo conformaban Rodrigo Walker, Guillermo Capdevila, Alfonso Gómez, Guillermo Cintolesi, Fernando Shultz, Michel Weiss (Alemania), Wolfgang Eberhagen (Alemania) Werner Zemp (Suiza).


El equipo de diseño gráfico estaba conformado por Pepa Foncea, Lucía Wormald, Eddy Carmona y Jessie Cintolesi.



La sala era hexagonal y estaba compuesta por 7 sillas giratorias, una pantalla llamada Futuro, un esquema del VSM, pantallas de reportes de excepción en tiempo real y un Data Feed. La silla tenía en su brazo derecho un dispositivo de control interactivo que, a través de la combinación de sus botones (objetos geométricos), activaba ordenes de proyección en las pantallas según los requerimientos de los usuarios, optimizando la comunicación externa e interna.



proyecto_cybersyn_checo.jpgEl siguiente elemento era el Proyecto Checho, que tuvo por objetivo modelar la economía chilena y crear simulaciones del comportamiento económico a futuro. En la sala de control, esta aplicación se desplegaba en la pantalla "FUTURO", convirtiendo a esta herramienta en una especie de termostato que determinaba las directrices para tomar decisiones a mediano y largo plazo.

proyecto_cybersyn_cyberfolk.jpgEl último elemento es Cyberfolk. Fue un experimento que consistía en entregar a la gente la posibilidad de tener una conexión a tiempo real con los grupos de toma de decisiones del gobierno desde sus casas, y así participar democraticamente en las decisiones. Fue implementado experimentalmente en 2 ciudades de Chile, Tome (8ª Región) y Mejillones (2ª Región). A través de un circuito cerrado de televisión la gente vería las sesiones realizadas en las municipalidades y participaría activamente en el proceso democrático de éstas. A través de un boton rotativo ("de acuerdo" - "en desacuerdo"), la gente podía elegir su opción y enviar la señal en tiempo real usando el sistema de circuito cerrado existente con la municipalidad.

Logros
Cybersyn nunca pudo ser puesto en marcha íntegramente. Sin embargo tuvo su prueba de fuego cuando en Octubre de 1972 50.000 camioneros en paro bloquearon las calles de Santiago. Usando las máquinas de teletipos, el gobierno fue capaz de coordinar el transporte de alimentos a la ciudad con los cerca de 200 camiones leales a Allende y que no se encontraban en paro.

Cierre
Cybersyn se acabó con el Golpe Militar de 1973. Los equipos y el Opsroom fueron destruidos, pese a que se hicieron llamados a preservar su utilidad.

Objeto de Estudio
Con el paso de los años se fue removiendo el manto de secreto sobre lo que fue Cybersyn. El mismo Stafford Beer parte citándolo en su libro "Platform for change".

Años después (muchos años), un grupo de jóvenes realizadores preparan un documental interactivo basado en el proyecto Cybersyn, que retrata el proceso de gestación del proyecto realizado en Chile entre 1971 y 1973, y la repercusión que tiene hoy en día.

Esta apasionante historia tiene muchos más detalles que merecen la pena conocer. Divulgarla sin duda abre las puertas al reconocimiento a ese grupo de chilenos audaces que formaron parte de él, hace más de 30 años...

Links:
- Cybersyn: Sitio Oficial del Documental
- Tesis sobre Cybersyn (PDF - 448 KB)
- Proyecto Synco (Wikipedia)
- La insólita historia de "la Internet socialista de Salvador Allende" (Clarin.com)
- Santiago dreaming (The Guardian Unlimited)

Friedrich Engels: El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado

jueves, 9 de julio de 2009

Los Comuneros de Mérida

Este texto está interesante ya que son datos históricos de como un grupo de venezolanos participó en el alzamiento de los comuneros colombianos en el siglo XVIII
Saludos

Aimee Zambrano

A finales de la época colonial se inició en la región de los Andes venezolanos la insurrección de los Comuneros, como una de las tantas formas de subvertir el orden instaurado por las oligarquías de la corona española y la iglesia. Esta rebelión estuvo influenciada por otras revueltas originadas en distintas regiones dominadas por el imperio español, como los virreinatos del Perú y de la Nueva Granada. La imposición de cargas tributarias que sólo beneficiaban a las élites metropolitanas llevó a que hubiese una unificación de todos los sujetos que laboraban en el sistema productivo de las tierras comunales. Sumado a los impuestos, la corona estableció una medida que les permitía el monopolio en la producción o venta del tabaco y la caña de azúcar, perjudicando así a los habitantes del campo. Desde la población del Socorro, en la Nueva Granada, el movimiento pasó a Cúcuta, San Antonio, San Cristóbal, La Grita, Bailadores, Mérida y Timotes. En estas poblaciones empezaron a aparecer en lugares visibles carteles que llamaban al alzamiento:
“Los principales lugares de este reino, cansados de sufrir las continuas tensiones con el mal gobierno de España que nos oprime con la esperanza de ir a peor, según noticias, hemos resuelto sacudir tan pesado yugo y seguir otro partido para vivir con alivio. Sabemos que esta provincia toda desea lo mismo y así emprenden sus mejores resoluciones que las fuerzas unidas son invencibles. Del Perú tenemos ayuda para tomar los puertos. En todo, Dios nos ayude”.
En la revuelta comunera estaba presente la idea de autonomía frente al régimen colonial y la conformación de un orden económico y político sobre la base de la propiedad colectiva, contemplando que tanto los indígenas como los campesinos no indígenas tuviesen acceso a la tierra comunal. Sin embargo, la corona establecía que este derecho se restringiese a su usufructo, sin que los comuneros pudiesen decidir sobre la tierra en sí, lo que quedaba reservado a las autoridades coloniales.
En estos espacios comunes se configuró una conciencia colectiva basada en la cooperación y en el trabajo por el interés mutuo. Tal conciencia pronto traspasó las fronteras entre los grupos, al poder articular a los indígenas con los pardos y blancos criollos en función del trabajo colectivo. Así, la identidad de los grupos menos favorecidos fue fortalecida cuando la oligarquía peninsular impuso medidas que sólo favorecían a los grupos hegemónicos y a la estructura política peninsular. Esto permitió que el significado del orden impuesto y sus instituciones, cambiara ante aquellos que habían sido sujetos de explotación, convirtiéndolos en los principales actores por la exigencia de reivindicaciones. Procesos similares han ocurrido en la historia de la lucha contra el capitalismo, como es el caso del movimiento obrero en la sociedad industrial.
Territorialmente la revuelta avanzó hasta la población de Timotes; allí se invitó a los habitantes de Trujillo a unirse a ella, pero no aceptaron. Cuando las autoridades coloniales vieron el alcance del alzamiento y el tipo de orden político que planteaba, no demoraron en tomar medidas represivas y enviar sus tropas desde Maracaibo y Caracas. Esta reacción violenta contrastó con el carácter pacífico de la insurrección comunera, que hasta ese momento había evitado todo tipo de agresión física. El alzamiento fue reprimido y sus dirigentes fueron apresados y embargados, aunque en poco tiempo fueron indultados.
La insurrección comunera fue una reacción ante la opresión de un sistema de explotación colonial, llevada a cabo por hombres y mujeres que habían configurado su identidad al interior de ese mismo sistema, fusionando el sentido político de las resistencias indígenas y cimarronas con la búsqueda de reivindicaciones coherentes ante el modelo cultural hegemónico. Esta particularidad le dio su carácter innovador, pues por primera vez los grupos explotados cobraron conciencia de que el orden económico y político que la corona se auto-atribuía como propio, era en realidad mantenido por ellos mismos.
Esta idea es central para entender que, en el presente, toda la estructura del capitalismo global, controlada y disfrutada por algunos pocos, es el resultado del trabajo de muchos, que ni la controlan ni la disfrutan. Para cambiar esta situación, es necesario conocer las realidades geopolíticas e históricas en las que estamos inmersos y así fortalecer nuestra conciencia colectiva, más allá de las fronteras nacionales, étnicas y culturales.

El "Holodomor": La hambruna de Ucrania (1932-1933), producida artificialmente por el régimen Soviético bajo Stalin.

Holodomor (en ucraniano: Голодомор, 'matar de hambre'), también llamado Genocidio Ucraniano u Holocausto Ucraniano, es el nombre atribuido a la hambruna provocada que asoló el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, durante los años de 1932-1933, durante los que perecieron millones de personas.[1] [2] [3]

Niño víctima del Holodomor, en la región de Jerson en el sur de Ucrania

Con el fin de aplastar toda resistencia contra el régimen y ampliar el control sobre los campesinos, las autoridades soviéticas tomaron decisiones y medidas para generar una hambruna generalizada y artificial. Un estudio de 30 resoluciones del Comité Central Ejecutivo del Partido Comunista Bolchevique, y del Comité del Consejo Soviético de la República Socialista Soviética de Ucrania así como de la URSS, publicadas entre 1929 y 1933, describen y analizan las condiciones para el total aniquilamiento físico de la población rural de Ucrania, ya que, según antecedentes, existía suficiente comida en Ucrania para alimentar dos veces a su población.[68]

Sin embargo, existen controversias sobre si se puede llamar el Holocausto exclusivamente de los ucranianos los hechos de la mala gestión, ceguera económica y métodos violentos de resolver problemas políticos en la URSS de los 1930. Tampoco queda claro si Stalin incitó a propósito el hambre de 1933. Pero ante el panorama de una hambruna inminente, aunque éste haya podido evitarla, antepuso el "interés soviético" a la alimentación de los que estaban muriendo de hambre, permitiéndola conscientemente.

En todo caso, Stalin ordenó sistemáticamente aumentos en las cuotas de producción de comida, lo que se llevó a cabo hasta el agotamiento de los suministros en los graneros ucranianos. La cosecha de trigo de 1933 se vendió en el mercado mundial a precios por debajo del mercado para agotarla. Las severas confiscaciones de grano hicieron que las autoridades locales se viesen obligadas a imprimir unos pósters con la leyenda: "Comer niños muertos es salvajismo"[69] Se calcula que la cosecha de 1933 podría haber alimentado durante dos años a la población de Ucrania, tradicionalmente llamada "el granero de Europa".

Siendo crítica la situación, el Partido Comunista de Ucrania solicitó a Stalin la reducción de las cuotas de comida, nuevamente se envió al Ejército Rojo para reprender al PC ucraniano. La policía secreta siguió siempre aterrorizando a la población realizando inspecciones aleatorias y apropiándose de toda la comida encontrada, considerada propiedad del Estado. El castigo por robar variaba, desde la muerte al envío mínimo de 10 años a un Gulag. Rápidamente se gestó una hambruna masiva y duradera. Durante los peores momentos se calcula que morían unas 25.000 personas cada día en Ucrania.


Los cadáveres yacían en las calles

Desde otros países los emigrantes ucranianos respondieron enviando cargamentos de comida. La ayuda fue requisada por las autoridades soviéticas. Los gobiernos y la prensa occidental ignoraron durante mucho tiempo los informes sobre las hambrunas que periódicamente se escapaban al control soviético.

A pesar de la existencia estimada que van de 1,5[77] [78] [79] a 10 millones de víctimas ucranianas, los cálculos más recientes de historiadores, sobre la base de fuentes de los archivos soviéticos, indican un número de entre 3 a 3,5 millones de muertes.[80] [81]


martes, 7 de julio de 2009

Prof. Rafael Enciso: El Modo de Producción Soviético y el Socialismo del Siglo XXI en Venezuela

Miércoles 08/07/09



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Tres caras de la explotación que sustentan la reproducción metabólica del Capitalismo: La alienación, la propiedad privada, la división social y jerárquica del trabajo.
¿En qué medida llegaron a superarse en la Unión Soviética, y hasta qué punto las estamos superando en Venezuela actualmente?