jueves, 9 de julio de 2009

Los Comuneros de Mérida

Este texto está interesante ya que son datos históricos de como un grupo de venezolanos participó en el alzamiento de los comuneros colombianos en el siglo XVIII
Saludos

Aimee Zambrano

A finales de la época colonial se inició en la región de los Andes venezolanos la insurrección de los Comuneros, como una de las tantas formas de subvertir el orden instaurado por las oligarquías de la corona española y la iglesia. Esta rebelión estuvo influenciada por otras revueltas originadas en distintas regiones dominadas por el imperio español, como los virreinatos del Perú y de la Nueva Granada. La imposición de cargas tributarias que sólo beneficiaban a las élites metropolitanas llevó a que hubiese una unificación de todos los sujetos que laboraban en el sistema productivo de las tierras comunales. Sumado a los impuestos, la corona estableció una medida que les permitía el monopolio en la producción o venta del tabaco y la caña de azúcar, perjudicando así a los habitantes del campo. Desde la población del Socorro, en la Nueva Granada, el movimiento pasó a Cúcuta, San Antonio, San Cristóbal, La Grita, Bailadores, Mérida y Timotes. En estas poblaciones empezaron a aparecer en lugares visibles carteles que llamaban al alzamiento:
“Los principales lugares de este reino, cansados de sufrir las continuas tensiones con el mal gobierno de España que nos oprime con la esperanza de ir a peor, según noticias, hemos resuelto sacudir tan pesado yugo y seguir otro partido para vivir con alivio. Sabemos que esta provincia toda desea lo mismo y así emprenden sus mejores resoluciones que las fuerzas unidas son invencibles. Del Perú tenemos ayuda para tomar los puertos. En todo, Dios nos ayude”.
En la revuelta comunera estaba presente la idea de autonomía frente al régimen colonial y la conformación de un orden económico y político sobre la base de la propiedad colectiva, contemplando que tanto los indígenas como los campesinos no indígenas tuviesen acceso a la tierra comunal. Sin embargo, la corona establecía que este derecho se restringiese a su usufructo, sin que los comuneros pudiesen decidir sobre la tierra en sí, lo que quedaba reservado a las autoridades coloniales.
En estos espacios comunes se configuró una conciencia colectiva basada en la cooperación y en el trabajo por el interés mutuo. Tal conciencia pronto traspasó las fronteras entre los grupos, al poder articular a los indígenas con los pardos y blancos criollos en función del trabajo colectivo. Así, la identidad de los grupos menos favorecidos fue fortalecida cuando la oligarquía peninsular impuso medidas que sólo favorecían a los grupos hegemónicos y a la estructura política peninsular. Esto permitió que el significado del orden impuesto y sus instituciones, cambiara ante aquellos que habían sido sujetos de explotación, convirtiéndolos en los principales actores por la exigencia de reivindicaciones. Procesos similares han ocurrido en la historia de la lucha contra el capitalismo, como es el caso del movimiento obrero en la sociedad industrial.
Territorialmente la revuelta avanzó hasta la población de Timotes; allí se invitó a los habitantes de Trujillo a unirse a ella, pero no aceptaron. Cuando las autoridades coloniales vieron el alcance del alzamiento y el tipo de orden político que planteaba, no demoraron en tomar medidas represivas y enviar sus tropas desde Maracaibo y Caracas. Esta reacción violenta contrastó con el carácter pacífico de la insurrección comunera, que hasta ese momento había evitado todo tipo de agresión física. El alzamiento fue reprimido y sus dirigentes fueron apresados y embargados, aunque en poco tiempo fueron indultados.
La insurrección comunera fue una reacción ante la opresión de un sistema de explotación colonial, llevada a cabo por hombres y mujeres que habían configurado su identidad al interior de ese mismo sistema, fusionando el sentido político de las resistencias indígenas y cimarronas con la búsqueda de reivindicaciones coherentes ante el modelo cultural hegemónico. Esta particularidad le dio su carácter innovador, pues por primera vez los grupos explotados cobraron conciencia de que el orden económico y político que la corona se auto-atribuía como propio, era en realidad mantenido por ellos mismos.
Esta idea es central para entender que, en el presente, toda la estructura del capitalismo global, controlada y disfrutada por algunos pocos, es el resultado del trabajo de muchos, que ni la controlan ni la disfrutan. Para cambiar esta situación, es necesario conocer las realidades geopolíticas e históricas en las que estamos inmersos y así fortalecer nuestra conciencia colectiva, más allá de las fronteras nacionales, étnicas y culturales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan bella mi prima!!!!